Queridos hermanos de mi corazón, que la paz y el amor de Cristo nuestro Señor este con ustedes en este maravilloso tiempo de Adviento; un tiempo de alegría en preparación por la venida de la gracia divina que se encarnó en la humanidad con el propósito de que todos fueran salvos.
Pero que es Adviento: Adviento viene del latín “Adventus” que significa «venida» o «llegada.» Este término se utilizaba en la antigua Roma para referirse a la llegada de una persona importante, como un emperador o un dignatario. En nuestro contexto cristiano, el Adviento es el período de preparación y espera para la celebración del nacimiento de Jesucristo en Navidad.
Adviento es un momento muy especial para cada uno de nosotros los creyentes, puesto que nos brinda la oportunidad de preparación para recibir al que es el camino, la verdad y la vida (Jn 14:6) y en este contexto, la manifestación del amor eterno del Padre que quiere que todos seamos libres (Jer 3:3).
Pero ¿qué nos dice esto en el contexto de los matrimonios?: este tiempo se realiza como un lapso en el que los matrimonios viven una experiencia de espera activa en la praxis del amor del uno hacia el otro. Es el momento en el que se preparan con la esperanza de un mejor mañana para sus vidas. Posiblemente hoy algunos matrimonios estén atravesando momentos difíciles, como la pérdida de un ser querido, o probablemente han perdido su empleo y esto les afecta no solamente en lo económico, sino que además puede llevar al rompimiento de la relación entre ellos. Existen discordias, pleitos; se avientan los sartenes y se dicen palabras que hieren.
Es por esto por lo que el Adviento dentro de la vida matrimonial, debe de ser un tiempo en el que se reconoce las adversidades en un diálogo que les permita ser paciente uno con el otro y, sobre todo, mostrar el apoyo mutuo para que, en medio de sus oscuras situaciones, abran el corazón para reconocer que, de los problemas o de las situaciones difíciles, se aprende a ser sabio y, eso, nos conducirá a una espera llena de esperanza sabiendo que siempre sale el sol mañana.
Debemos recordar lo que nos dice la Escritura en Romanos 8:24a “Porque hemos sido salvados por la esperanza”. Y esa esperanza es la que nos sostiene en los momentos de pesadumbre, ya sea por la pérdida del ser querido o por los problemones a los que nos confrontemos como matrimonios.
Nadie sabe que va a pasar mañana ¿correcto? A no ser que seas Walter Mercurio o el Niño Prodigio. Y eso es lo maravilloso de este tiempo de Adviento, porque esperamos el nacimiento de la esperanza que llenará de luz nuestro interior. Aunque ahora parezca difícil de visualizar, debemos de recordar que Pablo continúa diciendo, “…una esperanza que se ve no es esperanza; pues ¿acaso uno espera lo que ve? Por eso, si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos mediante la paciencia” (Rom 8:24b-25).
Es por esto por lo que, los matrimonios que se dicen creyentes saben perfectamente que la espera es esperanza para un mañana mejor. Recordemos que siempre hay un plan perfecto de amor de parte de Dios para cada uno de nosotros, en especial por los matrimonios y sus familias; por lo tanto, en este tiempo de Adviento, debemos de esperar con alegría lo que se aproxima, un cambio total a todo aquello que nos tiene perturbados. No dejemos que los problemas que tenemos actualmente nos aparten de la esperanza que nos aguarda con el nacimiento del Señor en lo más profundo de nuestros corazones.
Dios quiere que confiemos en él; que nuestra espera sea por medio de profesar la fe que decimos tener. Ciertamente, esto es arduo de realizar, porque siempre creemos, -porque somos humanos y esa es nuestra naturaleza-, que nuestros problemas son más grandes que lo que Dios significa para nuestras vidas. La realidad es otra. Cuando tenemos la plena confianza en su amor, entonces dejamos que sea él, quien obre en medio de nuestros conflictos y oscuridades. Si perdiste a un ser querido en este año, saber que un día volveremos a reencontrarnos en la vida nueva que nos espera en el cielo. Si has perdido tu empleo, saber que Dios tiene uno mejor en reserva para ti. Es por ello por lo que la esperanza durante el Adviento debe de ser el fundamento principal de nuestro matrimonio.
Es importante pues, que los latidos de nuestro corazón sean de alabanza en lugar de quejabanza. “Entonces dijo María: he aquí la sierva del Señor; hágase conmigo según tu palabra…” (Lc 1:38). La entrega de María ante la realidad de su vida, sabiendo que le esperaba la misma muerte por ser Madre sin casarse, le llevó a confiar plenamente en Dios y de la misma manera, la oración de los matrimonios, los preparan espiritualmente para entregar sus vidas con la esperanza de que Dios sabrá cuidar sus pasos y protegerlos de las adversidades del mundo.
Es por ello por lo que los puntos clave para la preparación de Adviento, son la espera activa, la esperanza compartida con amor, confiando que Dios se manifiesta en medio de nuestras necesidades y, por último, como María, la preparación espiritual que nos conducirá a caminar sin temor en Cristo Jesús nuestro Salvador, porque los verdaderos matrimonios de fe, “…Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta” (1 Cor 13:7).
Esto es el significado de Adviento para los matrimonios; el saber esperar con paciencia, en armonía del uno con el otro, soportándose entre sí, levantando uno al que está decaído o desguachipado, siendo el hombro sobre el cual reposar en momentos de debilidad.
Solamente por medio del amor, podemos esperar la venida del verdadero Amor. Porque el amor es lo que nos sostiene en la esperanza a la que nos conduce la fe. Es por esto por lo que todo matrimonio debe reflexionar sobre lo que vive ante la realidad de la venida del Amor, porque todo lo espera, todo lo soporta si se dejan conducir por el Señor que viene una vez más a nacer en el pesebre de nuestros corazones.
Para concluir, debemos de reconocer que “los pequeños problemas que a travesamos en este momento, en nada se comparan con la gloria que nos espera allá en el cielo” (Rom 8:18).
Que Dios los bendiga abundantemente durante la espera del nacimiento del Niño Dios y que el próximo año sea de abundantes manifestaciones del amor maravilloso de Jesús.
Su hermano en Cristo